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Una gota en el mar

Buenas noches,

Entre todo lo que he visto últimamente, ha habido un documental que me ha impresionado especialmente. Se trata de Coda, donde el compositor Ryuichi Sakamoto repasa su carrera a la vez que muestra con una honestidad sorprendente su difícil día a día.

El título no es nada arbitrario. La coda es la parte final de una pieza musical donde a menudo se repiten los mejores motivos. Y eso es lo que hace Sakamoto en el documental, tras serle diagnosticado un cáncer de garganta. Además de revisar su vida, muestra con una transparencia insólita sus visitas al médico, las pastillas que toma cada día, las dificultades y la incertidumbre en la que le sume una enfermedad que podría acabar con su vida.

No es un documental fácil. Además del tono existencial y ciertamente lúgubre, su ritmo es lento como el de las viejas películas japonesas, prestando mucha atención al detalle y a los matices de la vida cotidiana.

Además de este doble ejercicio de recordar y sobrevivir, una tercera línea narrativa capturó totalmente mi atención y me ha motivado a escribir este post. Además de un gran compositor —y actor en sus tiempos mozos—, Sakamoto es un gran activista por la paz y el medio ambiente.

Tras el desastre de Fukushima, en el documental muestra una gesta personal tan singular como significativa. Sakamoto rescata un piano del tsunami y, tras haber estado sumergido en el mar, trata de restaurarlo con sus propias manos.

El Yamaha de media cola jamás volverá a sonar afinado, pero aún así el pianista trata de recomponerlo en lo posible, y acaba grabando un disco liberando de sus teclas lo que parecen quejidos de una bestia herida. Ese es su ikigai mientras recuerda, se interroga sobre el futuro del mundo y lucha por recuperarse.

Más allá de lo que llegue a vivir, de lo que dure esa coda, salvar el piano del naufragio es su manera de expresar su optimismo: no todo está perdido; lo que está roto puede recomponerse, donde hubo dolor puede generarse amor y belleza.

Martin Luther King dijo en una ocasión, «Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo hoy todavía plantaría un árbol». Qué gran lección en un planeta donde muchos creen que todo está tan mal que ya nada puede hacerse. No cabe duda de que, a día de hoy, hay tantos problemas que puede asaltarte el vértigo.

La pregunta es: ¿qué puedo hacer yo para aportar algo de belleza para compensar?  Sakamoto restaura un piano hundido por el tsunami, pero hay infinitas posibilidades de mejorar el mundo con nuestras humildes manos: a través del arte, de la cooperación, de aportar paz donde hay agresividad, de ser amable; el simple hecho de escuchar a quien tiene necesidad de hablar es una manera de curar las heridas del mundo y embellecerlo.

Teresa de Calcuta dijo una vez: «A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota».

El mundo parece una catástrofe irresoluble, pero si cada mujer y cada hombre de buen corazón pone su parte, la suma de todas esas gotas puede crear un nuevo mar de esperanza, belleza y amor.

Feliz semana,

Francesc

Comments

  • Delia Sosa

    26 noviembre, 2019 - 2:24 am

    Qué bello, esperanzador y didáctico tu mensaje de hoy, Francesc!!! Y… cuánta certeza en él! Es indudable que es nuestra actitud lo que hace que podamos transformar lo que nos pasa, en algo beneficioso para los otros y para nosotros… siempre pienso que las cosas más simples de la vida son las que nos brindan las más grandes satisfacciones. Una gota en el mar… el mar con una gota menos… Muchas veces no aquilatamos el valor de lo poco que hacemos y de lo mucho que podemos llegar a cambiar el mundo con ello. Una escucha atenta , un abrazo en un preciso momento, unas palabras a quien las necesita… Como dices tú, entre todos podemos cambiar el mundo que tantos cambios profundos necesita… Un gracias muy grande por tu rico aporte pleno de contenido que nos conduce como siempre a un mundo mejor: más sensible, más humano y con mayor justicia. Un fuerte abrazo Francesc!

    • Francesc Miralles

      26 noviembre, 2019 - 10:14 am

      ¡Muchas gracias por tu bello y amable mensaje, Delia! Muy feliz de saber que el post te ha gustado tanto. ¡Otro abrazo muy fuerte!

  • Magda

    26 noviembre, 2019 - 11:41 am

    Preciosa reflexión, francesc. Yo he descubierto gracias a las enseñanzas budistas que cada día podemos aportar nuestro granito de arena por una existencia más feliz, tanto para los que nos rodean como para nosotros mismos. Todo empieza en la mente, y a partir de ahí, con el adecuado entrenamiento, enseguida se empiezan a obtener RESultados,tímidos al principio, y algo más notables según avanza la PRÁCTICA. Lo importante es trabajar en ello un poquito cada día. Muchas gracias por tus estupendos posts. ¡QUE tengas un bonito día!

    • Francesc Miralles

      27 noviembre, 2019 - 8:32 am

      Muchas gracias por tu reflexión, Magda. ¡Te deseo un bonito día también a ti! Abrazos fuertes :))

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