Buenas noches,
Cuando pensamos en la bondad humana, tan a menudo infravalorada, nos vienen a la mente imágenes de misioneras como Teresa de Calcuta. Sin embargo, hay una amabilidad que se dispensa en pequeñas dosis y que nos es tan necesaria como el aire que respiramos.
Acabo de vivir esa clase de amabilidad en un avión a 10.000 metros de altura. Al comprar mi vuelo, no pude reservar un asiento en salida de emergencia. Esa es la única garantía en Economy Class de que podrás escribir, algo que me gusta hacer cuando vuelo.
Incluso en las mejores compañías aéreas, actualmente la distancia entre filas es tan escasa, que en el momento que el pasajero de delante se reclina es físicamente imposible escribir. Ni si quiera puedes leer la pantalla del portátil, porque tienes el respaldo de delante a un palmo del pecho.
Nada más sentarme en este avión lleno hasta la bandera, he rezado para que el pasajero filipino de delante no decida reclinarse. Mi felicidad ha durado aproximadamente 45 minutos, cuando el hombre, que se había quedado dormido en posición erguida, ha despertado. Tratando de acomodar mejor su espalda para el descanso, entonces se ha echado atrás. Fin de la escritura.
Como acababa de comprar un bono de Internet para el vuelo, me he quedado aún un rato mirando con dificultad la pantalla —ahora medio plegada— en busca de fuentes para un artículo. En medio de mi difícil tarea, el pasajero de delante se ha levantado para ir al lavabo. Al verme ahí encogido, sin decir nada ha devuelto el asiento a la posición anterior. De regreso a su sitio, lo ha mantenido así y ha intentado volver a dormir.
Un pequeño gesto silencioso lleno de amor al prójimo.
Habituados a la agresividad y pesimismo de las noticias, así como de muchas películas y novelas, a menudo olvidamos cuantísima gente es amable con propios y extraños. Sucede millones de veces cada día sin que nadie se haga hueco en los medios, por eso estoy escribiendo este post.
Me inquieta cuando escucho a alguien decir: «No soporto a la gente». Me parece una forma absurda y arrogante de pensar. Dado que quien así habla es también «gente», una de dos: o no se soporta a sí mismo, lo cual es todo un problema, o cree estar por encima del resto, cosa que supone un problema aún mayor.
En el lado opuesto de esta visión está la de mi buena amiga Guady Ruiz-Giménez, autora de El arte de envejecer bellamente, a quien he oído declarar más de una vez: «A mí me gusta el ser humano.»
Profundizando en ese camino, mi amigo Faizal Kottikollon, que dedica buena parte de sus recursos a la filantropía, me presentó así su anciana madre: «Nunca en su vida ha odiado a nadie». Esa virtud me parece superior a ostentar media docena de doctorados.
En fin, si queremos cambiar el mundo, no lo lograremos solo denunciando sus males, lo cual es sin duda necesario. Dado que lo bueno es contagioso, también hay que dar visibilidad a los pequeños grandes gestos de amabilidad, como la del pasajero filipino a quien dedico esta MN, que ha elegido dormir más incómodo para que yo pueda escribir.
Gracias, desconocido amigo, por tu gesto.
¡Y gracias a tod@s por vuestra amabilidad!
Francesc
Comments
Cynthia Román
Tus escritos son una belleza que sólo tiene procedencia del corazón.
Gracias Francesc 🙏🏾🙂
Francesc Miralles
Muchas gracias a ti, Cynthia
Goyo
Francesc, gracias por este regalo.
Francesc Miralles
¡Un abrazo, Goyo!
Marta
Querido Francesc! Hermoso relato…claro que sI…hay mucha gente amable😊🤗y si nos adelantamos ofreciendo una Sonrisa…de diez😊♥️la gente responde muy bien a una amabilidad y a una sonrisa mucho más…no falla…pequeños gestos cada día hacen la diferencia…en mi caso llamo a esos gestos…»mi buena acción del día»…es bien chévere…palabra de Venezuela😊🤗🤣😂se la tomo prestada🤗
Francesc Miralles
Un abrazo fuerte!
Mamen
Amigo, te imagino con tu envergadura en una situacion asi, casi comica por eso. Hasta donde llega la especulacion!!!!!
Es normal que el universo este de tu parte Y te conceda lo que necesitas. La bondad se alinea con los que son capaces de reconoceRla. Y caso que no Hubiera Ocurrido asi Seria que necesitabas dOrmir un poco! 😉
Bonita ilistraciOn! Feliz estancia
Francesc Miralles
Toda la razón, querida Mamen! Bss!!
Ester
Cuánta RAZÓN francesc, nos enfocamos en lo que nos molesta, no nos gusta… y eso es porque el único foco somos nosotros. cuando abrimos nuestra mente, nuestro corazon, nuestro campo, observamos que cada día pasan muchas cosas que son de agradecer.
Si fueramos un poco más amorosos, quizás las cosas funcionarian diferente. No hace falta mucho, solo con agradecer, pedir permiso, dar una mano a quien lo necesita.
En esta línea, el otro dia ayude a una pareja de ancianos a entender todos los tickets de descuento que le dieron en el super, (la cajera se los dio y trabajo hecho). Me llevo un minuto en la calle explicarles, y cuando me alejaba de ellos, me llamó la atención escuchar: “que amable, no crees?” Para mi no era nada excepcional.
Ahora leyendo tu escrito, pienso que estas cosas deberian ser más habituales, de este modo no nos sorprendería la amabilidad, cordialidad, el ayudar al prójimo sin más.
Pienso que se ha hecho extraordinario algo que debería ser ordinario.
Una abrazo querido Francesc.
Francesc Miralles
Fuiste el hada madrina de estos ancianos, Ester! Abrazos cariñosos!!
CARLOS
GRacias francesc, no lo habia visto visto asi. yo que en principio me considero una persona solidaria; LA VERDAD ES QUE EN EL FACE A FACE ME ENCUENTRO MOLESTO POR CUALQUIER COSA. CREO QUE ES QUE NO ME AGUANTO A MI MISMO Y ME FALTA SENTIDO DEL HUMOR.
Ahora estoy enfadado con el teclado del ordenador porque no me deja escribir en minusculas.
Tendre que trabajar mas en mi mismo. la renuncia a cambiar no lleva a ninguna parte.
Francesc Miralles
Lo mejor será cambiar el teclado para no tener que enfadarte con él 🙂 ¡Un abrazo, Carlos!
Pamela Betancourt
Bella reflexión, reflejo de tu alma, te envío un gran abrazo 🤗 💖
Francesc Miralles
Otro muy grande para ti!
Lérida
Hola Francesc! Pienso como tú, esos pequeños grandes gestos cómo te reconfortan!! Te alegran un día, te cambian totalmente el ánimo. Valoro muchísimo y agradezco cuando los recibo, especialmente cuando vienen de aguien del que no lo esperabas porque no te conocía, por ejemplo. Tal cual lo que te sucedió a ti en el avión. Es lindo compartirlo… así se irán multiplicando!!! Un fuerte abrazo, querido Francesc!!
Francesc Miralles
Un abrazo enorme, querida Lérida!!
Vanesa
🧡🧡
Francesc Miralles
Bss!