Los cinturones de una meta

Buenas noches,

De regreso a las buenas costumbres, tras dar vueltas por medio mundo, este lunes quiero hablar de la magia de pensar a medio plazo.

Vivimos en la cultura de lo instantáneo, que en un artículo de 2010 denominé Generación Nespresso, pues existe la ilusión de que todo se consigue con un «clic»: un café, una amistad en las redes, una compra, un amor fugaz en Tinder.

Con ello, algunas personas cultivan la ilusión de que se puede conseguir cualquier cosa sin esfuerzo. Sin embargo, aquello realmente importante solo lo alcanza quien se enfoca a medio y largo plazo.

Para aprender bien un idioma nuevo se necesitan miles de horas de estudio y práctica, al igual que para dominar un instrumento musical o completar una carrera universitaria que te abra otras puertas. La regla de las 10.000 horas de Maxwell, para ser excelente en algo, es un peaje que pocos aceptan pagar. Pero eso es lo que diferencia a los maestros de los eternos principiantes.

Reconozco que es difícil no desanimarse cuando un objetivo se encuentra a 4 o 5 años vista de trabajo constante. Yo mismo tengo actualmente una de estas metas, y he ideado un método algo “friki” para motivarme. Y digo friki, porque me he inspirado en las artes marciales.

Cuando practicaba Tae Kwon Do, en mi adolescencia, los cinturones cambiaban de color muy lentamente. Llevé el blanco quizás siete u ocho meses, hasta que pasé examen y recibí el amarillo. El naranja lo obtuve un año más tarde, y algo parecido tardé en conseguir el verde. Ahí terminó mi carrera en las artes marciales, pues era un auténtico patán.

Ningún aprendiz de Judo, Kárate O Tae Kwon Do piensa que llegará a negro de hoy para mañana. Si ese es tu fin, sabes que vas a tener que trabajar duro media década a base de interminables horas en el dojo, donde correrás, practicarás infinitas flexiones, golpes y patadas, aprenderás nuevas katas, y entrarás en combate con luchadores mejores que tú que te zurrarán de lo lindo. No hay atajos en ese camino.

En este proceso, el cambio de color del cinturón se contempla con paciencia, trabajo duro y esperanza.

Para motivarme en mi objetivo a 5 años vista, he decidido aplicar el sistema de los cinturones marciales a mis progresos:

• Hasta que no alcance el 10% de mi meta (que es cuantificable), sería cinturón blanco.
• A partir de eso hasta el 20%, cinturón amarillo. Aquí es donde estoy ahora.
• Hasta el 40% del objetivo, cinturón naranja.
• Al rebasar este logro y hasta el 60%, verde.
• Azul hasta el 80%.
• Marrón a partir de este punto, hasta alcanzar el 100% de lo que quiero lograr.
• Solo entonces seré cinturón negro en lo que me he propuesto.

En el archivo donde consigno los avances en mi misión, voy actualizando cualquier cambio en el porcentaje, marcado con flúor el color de mi cinturón. Como he dicho, ahora mismo ostento el amarillo.

Mi objetivo es llegar a negro antes de los sesenta. Para ello, como decía Bruce Lee, no bastará con saber lo que debo hacer; tendré que llevarlo a la práctica cada día. Solo así se convierte uno en un artista de la vida.

¿Cuál es tu objetivo a 4-5 años vista? ¿En qué quieres convertirte? ¿Estás dispuesto a practicar diariamente y a luchar contra la pereza y la procrastinación? Si tu respuesta es afirmativa, ¡felicidades! Ya estás en el camino, pequeño dragón.

¡Feliz semana!

Francesc