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Levantarse para vivir

Buenas tardes,

Los veranos son fértiles en aventuras exteriores e interiores, motivo por el que muchos de mis libros —en especial, las novelas— los he escrito durante los meses de calor. Y muchas veces han sido propiciados por un viaje en el que he conocido lugares, personas y lugares que me han fascinado.

Mi primera novela, Perdido en Bombay (está inédita en castellano, pero lo solucionaré en unos meses), la escribí en mi primer viaje a la India. Mis posteriores aventuras por el mundo me inspiraron muchos otros libros. Una de las más especiales tuvo lugar justo después del confinamiento.

Con una Viena aún medio cerrada, fui a visitar a un amigo conferenciante y diseñador. Me había contado que su madre, todavía viva, había sufrido de niña los bombardeos de Viena durante la Segunda Guerra Mundial, así como la pobreza que siguió durante años en la ciudad en ruinas. La mujer conservaba muy buena memoria de la vida cotidiana en aquellos tiempos de miseria y ocupación.

Como escritor, me di cuenta de que ahí había una historia valiosa que contar. Le pedí permiso para entrevistarla y pudimos charlar durante horas. Me dio todo lujo de detalles en primera persona de cómo era la vida de una adolescente austríaca durante y después de la guerra.

La inmensa mayoría de novelas de la época se centran en lo que sucedió en los campos de concentración, y no en la población civil que tuvo que sufrir los estragos de la guerra. La Viena que me relataba esta venerable anciana era la misma a la que regresó Viktor Frankl, después de haber perdido a casi toda su familia en el holocausto.

Como bien saben los creativos, las mejores ideas se producen cuando conectas dos cosas que aparentemente no guardan relación directa. En este caso, la pregunta que me planteé fue: ¿Y si esta adolescente hubiera conocido al Dr. Frankl que, al verla tan abatida, le hubiera ofrecido pasar por su consulta (el fundador de la logoterapia jamás cobró por las visitas particulares)?

Una pregunta siempre lleva a otras, así que me pregunté: ¿Y si el padre de Johanna —decidí llamarla así—, muerto durante la guerra, hubiera sido un oficial en el campo de concentración donde casi perdió la vida el Dr. Frankl? ¿Qué pasaría si ella lo averiguara, iniciada ya la terapia, al curiosear la correspondencia entre sus padres? ¿Debería abandonar las sesiones, o revelar al doctor su terrible secreto?

Cuando un tema me atrapa y se acumulan las preguntas, para responderlas no me queda otro remedio que hacer el libro. Así nació Johanna y el Dr. Frankl, que terminé de escribir hace un par de años, pero nadie lo supo porque desde entonces estuvo en el limbo de un concurso literario del que quedó finalista. Finalmente se publicará después del verano con esta cubierta.

Apenas podré hablar de esta novela, porque estaré todo el otoño promocionando el Premio Urano, que llega a las librerías el 5 de septiembre, pero el próximo lunes compartiré el primer capítulo para los lectores curiosos.

Como lector, yo ahora mismo estoy disfrutando la biografía que escribió Michael Crichton, justo antes de publicar Parque Jurásico. Su título original era justamente Travels, ya que sus viajes le inspiraron buena parte de lo que acabaría escribiendo con tanto éxito.

Esto le da la razón a H.D. Thoreau, que siempre que recibía a jóvenes que le pedían consejos para ser escritor, les respondía escuetamente: “Antes de sentarte a escribir, debes levantarte para vivir.”

Vivamos pues. Y viajemos con los pies, con la mente —o ambos.

¡Feliz semana!

Francesc

PD. Aquí, en la foto, la prueba de que he cumplido con el reto. Tras dos años de acumulación de caos… ¡mi escritorio está despejado!

Comments

  • ANA GONZÁLEZ

    31 julio, 2023 - 11:36 pm

    ¡vIAJEMOS Y ACUMULEMOS EXPERIENCIAS PARA LUEGO ESCRIBIR! eNHORABUENA POR EL ORDEN DE TU MESA, FRANCESC. mARIE KONDO ESTARÍA ORGULLOSA, JEJE. yO TAMBIÉN HE CUMPLIDO CON ORGANIZAR LA MÍA, Y ESO TE DA UNA CLARIDAD Y PAZ MENTAL INCREÍBLES. ESTAREMOS ESPERANDO TUS NUEVAS OBRAS PARA DELEITARNOS CON TU ESCRITURA Y TUS VIAJES. ¡FELIZ VERANO!

    • Francesc Miralles

      2 agosto, 2023 - 1:22 am

      ¡Muchísimas gracias, Ana! Feliz verano!!

  • juan pablo de bs. as.

    1 agosto, 2023 - 3:12 pm

    Felicidades por este libro, francesc. Espero ansioso ese primer capítulo!.
    Me intriga saber cómo equilibras la creatividad y la fidelidad histórica al escribir novelas basadas en eventos pasados y personas reales. un gran abrazo

    • Francesc Miralles

      2 agosto, 2023 - 1:21 am

      En este caso, querido Juan Pablo, al tener la suerte de conocer a la mujer que vivió la historia de la protagonista, el contexto me venía hecho. A partir de aquí ya pude desarrollar la trama. ¡Abrazos!

  • Marta

    1 agosto, 2023 - 9:58 pm

    Hola querido! Siempre me inspiras….adoro tu pasión por✍️ escribir y compartir📚…me encanta la cita de Thoreau, «Antes de sentarte a escribir, debes levantarte para Vivir»,✈️❤️🎶🎵📸😊🚶🏊🧑‍🍳💃🕺💐🌹🥀🌺🌷Congrats👌 ..el escritorio despejado…escuché a un curita comentar que no hay orden interno si no tenemos orden externo…como hacer la cama de mañana…me ordena…en mi caso me ha inspirado Marie kondo…para viajar con lo necesario….ando liviana de equipaje…liviana por la vida…🚶😊aguardamos tus obras📚🙏Abrazooo enormeee…siempre muy agradecida🙏❤️

    • Francesc Miralles

      2 agosto, 2023 - 1:19 am

      Gracias por tus palabras, querida Marta! Un abrazo enorme para ti!!!

  • Ferran

    3 agosto, 2023 - 11:04 am

    Querido Francesc,

    Una vez más he disfrutado leyéndote. Me he imaginado delante de la madre de tu amigo conferenciante en Viena, esa Venerable anciana a la que ya quiero, aun sin conocerla. Algo que poco debe ella, imaginarse.

    Esas historias son para mí un tesoro. Voy a leer lo que cuentas en el libro Johanna y el Dr. Frankl, tengo mucha curiosidad por saber más.

    Gracias por compartir estas “pequeñas” Joyas. Te envío un fuerte abrazo. Que estés bien.

    P.D. Gran trabajo con el escritorio 🙂 tomo nota para el mío.

    • Francesc Miralles

      4 agosto, 2023 - 12:43 am

      Muchas gracias a ti por tu mensaje tan amable, Ferran!
      (¡Animo con el escritorio!)
      Un abrazo muy grande!!

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