Buenos días,
Leyendo el breve libro de memorias de Viktor Frankl, Lo que no está escrito en mis libros, encontré un momento en el que el creador de la logoterapia se enfrentó a la prueba más difícil de su vida.
Con el nazismo en el poder y las deportaciones de los judíos en marcha, tuvo la oportunidad de obtener un visado de EEUU para dejar Viena y empezar una nueva vida en América. Sin embargo, rechazó la vía a su salvación. En aquel momento, Frankl tenía un cargo en un hospital para judíos, lo cual protegía a sus padres. En cuanto dejara el puesto para salir del país, serían enviados a los campos de concentración.
Frankl renunció al visado para compartir el mismo destino que sus padres y su esposa. Todos acabaron en campos de concentración y solo él, tras superar penalidades extremas, salió con vida de milagro. Con todo, nunca dudó de que había hecho lo correcto.
Este episodio trágico me ha hecho pensar en un tema que me persigue desde hace muchos años. Siempre que alguien me cuenta que no tiene relación con sus padres, cualquiera que sea la razón, me invade una densa tristeza. A veces me meto incluso donde no me llaman y trato de convencer a la persona para que intente hacer las paces, aunque tenga que tragarse el orgullo y soportar situaciones difíciles.
La película Falling, dirigida y actuada por Viggo Mortensen, ilustra muy bien este tipo de pruebas. En ella, un hombre que vive con su pareja masculina decide cuidar de su padre, homófobo e irrespetuoso en extremo, porque ya no se vale por sí mismo. Aun así, siente que debe hacerlo.
Un amigo mío tiene una relación difícil con su padre, que es mucho menos grosero que el de la película. Han pasado meses, incluso un año entero sin hablarse. Curioseando el otro día las redes sociales vi que había colgado una foto con ellos dos cenando en un restaurante. Sobre la foto, el post de mi amigo decía simplemente: “Tomando espagueti con papá”.
Al ver esa foto de padre e hijo compartiendo mesa en el restaurante, me sentí extrañamente feliz. Lo cual me lleva a preguntarme nuevamente por qué me importa tanto este tema. Tal vez tenga que ver con que mis padres murieron hace una década. Mi madre era mi gran aliada y con mi padre tuve poca relación. Aun así, no hay día que no piense en ellos.
Considero un privilegio poder tener a tus padres en tu vida, por muy imperfectos que sean. Pero creo que ya sé por qué me preocupa tanto que la gente mantenga lazos con sus progenitores.
He llegado a la conclusión de que hay una misión sagrada para los padres y otra para los hijos. Es obvio que la de los padres es traer a los hijos a la vida, criarlos y ayudarlos a crecer hasta que vuelan del nido, como se dice comúnmente. Sin embargo, los hijos tienen también su propio cometido sagrado: acompañar a los padres a la muerte.
Aunque no estuve con ella en las últimas horas de su vida, como explico en mi autobiografía, durante las semanas de agonía de mi madre yo pasé todas las noches en la unidad de cuidados intensivos.
De bebé, mi madre me daba la papilla con una cucharita, como todos los niños, y en sus últimos días ella estaba tan débil que era yo quien la alimentaba con una cucharita. De esta forma se cerraba un círculo.
Pude integrar mucho mejor su pérdida gracias a haber pasado juntos aquellas tardes y noches en la sala de espera de la muerte. El duelo tras fallecer mi padre, unos años atrás, había sido mucho más difícil para mí.
Al tener una relación muy distante, cuando se puso gravemente enfermo yo solo acudía para saludarlo, pero no llegamos a hablar de nada importante. Se fue de este mundo sin que nos hubiéramos perdonado y mucho menos expresado nuestro amor, más allá de todas las dificultades.
Soñé muchas noches con él. No me sentía tranquilo y mucho menos en paz. En uno de aquellos sueños, yo entraba de noche en el cementerio —como un protagonista de Retrum— para sacarlo del nicho, porque me parecía que estaba muy solo allí.
Ahora sé que me sentía culpable. En su último mes, sin duda mi padre no tenía las herramientas para hablarme como a un hijo y podernos despedir en condiciones. Era un hombre de una timidez enfermiza. Pero yo sí las tenía. Llevaba diez años trabajando como editor y periodista de psicología y espiritualidad; debería haberme acercado a su cama para tomarle la mano y propiciar esa conversación cariñosa. No lo hice y me arrepiento de ello. Fallé en la misión sagrada de acompañarle en la muerte.
Todo lo que puedo hacer ahora es recomendar a quien tenga padres que haga lo posible para mantener el vínculo. Aunque no sepan expresarlo, ellos lo necesitan y nosotros también. Mejor o peor, los padres hicieron su parte, y los hijos deben hacer la suya para tener paz en el corazón, especialmente cuando ya no estén.
Feliz semana,
Francesc
PD. En la foto, mi abuelo Francisco a la izquierda de Marcel, mi padre en su juventud.
Comments
Marga
Francesc, siento mucho que no pudieras cerrar el círculo con tu PADRE de la mejor manera. Lo puedo entender muy bien porque mi relación con mi padre no fue FÁCIL pero tuve la oportunidad de hacer un camino (LARGO incluyendo tiempo sin contacto y rechazo mutuo) hasta el acercamiento y el perdón y gracias a ello lo pude acompañar al final de sus días justo hoy hace 11 MESES cuando murió. Y casualidades de la vida, hoy era su cumpleaños. De todas formas, muchas relaciones entre padres e hijos están llenas de dolor y lo único que he aprendido por mi parte es que cada uno debe hacer su camino y no se pueden forzar las cosas. Por supuesto estoy de acuerdo contigo que es mucho más sano psicológicamente mantener el vínculo a pesar de las dificultades ya que la vida nos ha llegado a través de los padres.
Disculpa un mensaje tan LARGO. Si no lo deseas no lo publiques, solo quería compartir contigo mi apoyo y deseo que la culpa ya haya quedado atrás, seguro que hicistes lo mejor que sabías en aquel momento. Un abrazo
Francesc Miralles
Querida Marga, gracias por compartir tu testimonio. No es nada largo, está lleno de belleza y lucidez. Un abrazo muy fuerte!
María
Qué cierto lo que dices, Francesc. y qué importantes es no romper ese lazo. mi hermano lleva 6 años que sus hijos no quieren saber nada de él, víctimas de un divorcio complejo. queriendo hacer daño a su padre, esos chicos se han dañado a sí mismos para el resto de sus días, sólo que todavía no lo saben.
nO te sientas mal por lo de tu padre, le diste lo que tenías en ese momento, y es mucho. los padres entendemos todo y más si son nuestros hijos. un saludo
Francesc Miralles
¡Un abrazo fuerte, María!
Marta
Qué fuerte este tema…Padres e hijos, querido Francesc….si viviera en Barcelona te daría un abrazo sostenido para sanar tu dolor ..es así como tú te COMPARTES….mejor cerrar el círculo…en Mi caso pude acompañarlos a ambos hasta el último suspiro …lo pedí al Señor y me fue concedido ..Mi corazón agradecido …hoy creo puedes a través de la comunión de los santos cerrar tu círculo con tu papá…te puedo averiguar…te abrazo querido….siento que lo que haces de ayudar y motivar A OTROs a cerrar su círculo es también de gran ayuda para ti ….te traerå PAZ a tu espíritu…hasta PRONTO….te contaré sobre la comunión de los santos…abrazooo
Francesc Miralles
¡Otro gran abrazo, Marta!
jose A. Montero
Muchas Gracias FRANCESC por tu regalo del lunes, siempre sumamente inspirador y un acto de generosidad.
El paquete de 500 folios que acabo de comprar serian insuficientes para expresar, lo que siento en cuanto a la relacion padres e hijos.
Perdi a mi padre cuando tenia 14 meses ( has leido bien meses ) tampoco voy a ” presumir de ello ” por que mi hermana menor tenia 28 dias ( leiste… bien dias )
se lo que es vivir en ausencia de la figura paterna.
La duda que me ha acompañado siempre con el pasar de los años ( ya soy grande como dicen los argentiinos ) es la tasacion, la peritacion o calibracion que esa crianza ha tenido en mi vida.
MUY LARGO TODO PARA APROPIARME DE TU BLOG.
ACABO…respecto al ” privilegio de tener a tus padres en vida por muy imperfectos que sean ”
ahi…. no lo tengo claro, he visto muchos caos que me llevarian a pensar lo contario. Espero que la vida me de las respuestas, aunque quizas como dijo alguien sabio, … ” no esperes respuestas. cabalga sobre las preguntas ” gracias y buena semana
Francesc Miralles
Nada largo, querido amigo, muchas gracias por compartir tu testimonio. ¡Gracias infinitas y muy feliz semana!
Marta
Hola Francesc querido!
Lo PROMETIDO…sería bueno que te conectes con el Silencio y la oración de la manera que tú la entiendas …luego siéntate tranquilo con paz en tu corazón y háblale a tu papi…dile Todooo lo que tengas para decirle …después Escucha lo que él tenga para decirte y así cierras y te encaminas libre, LIVIANO y en Paz en tu Vida…en tu Camino….te abrazo fuerte…BENDICIONES….
Francesc Miralles
¡Bendiciones, Marta!
Tolo Alzina
Bendita reflexión Francesc. Siempre eres ese bálsamo para las almas inquietas y descarriadas que buscamos acomodamiento en la vida. Respecto a lo de tu padre, yo creo que si le has escrito una carta desde tu más tierna y vulnerable humanidad, ya has resuelto el nudo de ese dolor y vacío. Si yo fuera tu padre, me sentiría muy orgulloso de tenerte como hijo. Un fuerte y sentido abrazo amigo!??❤
Francesc Miralles
Muchísimas gracias por tus palabras tan amables y generosas, querido amigo!! ❤️ ❤️