Buenas noches,
Cumpliendo mi promesa de contar algo ligero, para refrescarnos de la situación que nos trae a todos de cabeza, voy a hablar de personas que se llaman igual que nosotros y los líos que eso a veces causa.
Un caso extremo, que creo que conté hace un tiempo, era el de un administrador de fincas con el mismo nombre y apellidos que un hombre que escribía a menudo cartas a los periódicos. Alguna vez que este último había mandado un mensaje incendiario, le habían llovido los palos al primero, a veces en forma de amenazas de muerte por carta, ya que el administrador de fincas salía en la web y el otro no.
Yo conocí a ambos, ya que uno llevaba el alquiler de un piso que tuve en Gràcia, y el otro ha sido alumno de nuestros talleres con Silvia Adela Kohan, pero entre ellos nunca se han conocido.
De manera menos accidentada, yo hace años que casi cada mes recibo mensajes e incluso envíos y regalos para un Francesc Miralles que no soy yo. Se trata de un importante crítico e historiador del arte con mi mismo nombre y apellido, especialista en pintura catalana del modernismo y el noucentisme.
Nacido en Tarragona en 1940, es muy conocido en los círculos del arte pero, quizás porque no saben cómo contactar con él, las redes virtuales, que las carga el diablo, desembocan en mi correo, donde recibo mensajes del tipo:
“Tengo un cuadro de Nonell y me gustaría que viniera a mi casa a tasarlo. ¿Cuánto me cobrará por ello?”
“Necesitamos que venga a dar una conferencia sobre Anglada-Camarassa.”
Yo siempre les digo que no soy yo, y que contacten con La Vanguardia, que es un medio en el que el otro Francesc Miralles ha trabajado muchos años como crítico.
A veces, sin embargo, me llegan envíos para él que ni siquiera llevan el contacto del remitente, por lo que el paquete se queda aquí acumulando polvo. Hace tres meses que tengo uno de ellos bajo mi mesa de trabajo. Incluye un gran libro de arte plastificado y una nota en la que se pide su participación en un ciclo para cuyos honorarios una fundación de la que nunca he oído hablar va a contactar para entrar en detalles.
Cada vez que mis pies chocan con este paquete, me siento culpable de no haber intentado deshacer esta confusión. Pero, al no haber e-mail ni teléfono, tendría que averiguar el contacto de la fundación y tratar de dar con su presidente, que es quien mandó el libro y la invitación. Tal vez el otro Francesc Miralles nunca haya sabido que querían contar con él para ese ciclo, cuya ponencia solicitaban para el 4 de febrero.
Es posible que este historiador del arte, que dirigió la Escuela Massana y fue designado como primer director del MACBA, aunque no llegó a ocupar el cargo, reciba también mensajes y peticiones que son para mí. En ese caso, debe de estar frito, porque para él, el otro Francesc Miralles soy yo.
Feliz fin de semana,
Francesc
Comments
Lérida
hOLA, fRANCESC, ¿CÓMO ESTÁS?
sÍ, QUÉ COMPLICADAS QUE SON ESAS CONFUSIONES, ¿VERDAD? ESPECIALMENTE CUANDO EL INTERESADO SE QUEDA SIN SUS MENSAJES, SI SON MUY ESPECIALES, QUIZÁS NUNCA SE ENTERA QUE SE LO ENVIARON. eSPECIALMENTE SI NO ES TAN CONOCIDO COMO EL QUE CONOCES.
gRACIAS, QUERIDO fRANCESC, POR ESTE COMPARTIR. ¡gRACIAS POR ESTAR! fELIZ SEMANA TAMBIÉN PARA TI. ¡uN ABRAZO MUY FUERTE!
Francesc Miralles
¡Gracias a ti por escribir, querida Lérida! Cuántos desastres debemos crear de los que nunca nos enteraremos… ¡Un abrazo muy fuerte!