Buenas noches,
Esta semana llego un día tarde a nuestra cita y eso es bueno, porque así puedo explicar un accidente feliz que tuvo lugar ayer por la noche.
Hace unos meses mi ordenador portátil empezó a fallar, después de años de uso y de haberlo paseado por más de veinte países. Se colgaba en los momentos más inoportunos, así que encargué otro al principio confinamiento que me llegó una semana más tarde perfectamente empaquetado.
Y ahí se quedó dos meses, dentro de su embalaje. Todo lo que tiene que ver con la tecnología me da una pereza terrible (trasladar archivos, cargar de nuevo los programas, etc.) así que seguí trabajando con el viejo, tolerando sus fallos y achaques.
Sin embargo, hace tiempo que he aprendido que el Universo tiene su propio modo de obligarnos a hacer lo que no nos apetece hacer.
Mi “bro” Andrés Pascual, que ha estado trabajando como loco los últimos dos meses para terminar un libro, me enviaba horas después de su entrega una foto con el pie vendado debido a un esguince. Y me decía: “La vida me ha parado, hermanito.”
Lo mismo me sucedió a mí con el asunto del ordenador nuevo, que dormía el sueño de los justos dentro de su mortaja.
Ayer vino a casa mi querido Andrés Martín Asuero para su primera charla por Instagram. Nos pusimos cada uno en una habitación y hablamos del Mindfulness y de su último libro.
Al terminar, aprovechando que hacía buena noche, nos fuimos a la terraza de mi piso para cenar con un par de botellas de vino. Hablábamos de viajes, de experiencias y de maestros. Le comenté que Mooji tiene su ashram en Portugal, y que fue discípulo de Papaji, quien a su vez tenía como maestro a Ramana Maharshi.
Martín Asuero no está muy puesto en lo del advaita, así que le expliqué que Maharshi tenía fama de ser tan bondadoso con las personas como con los animales. En su ashram, cuando comían los humanos también lo hacían los monos, los pájaros, las ardillas o cualquier otro animal que en aquel momento estuviera cerca. Se servía alimento a todos por igual a la misma hora.
De hecho, Maharshi tenía veneración por su vaca Laksmi, a quien llamaba “madre”. La acompañó largamente en su agonía y luego la enterró siguiendo los rituales más sagrados.
Mientras comentábamos todo esto, recordé que en mi viejo portátil tenía una foto de Maharshi leyendo en compañía de un pequeño conejo. Fui a buscarlo y, tras mostrarle la imagen (en la cabecera), dejé el ordenador sobre otra mesa de la terraza. Seguimos bebiendo vino y filosofando con Andrés y mi compañera hasta que se hizo hora de acostarse.
Al desvelarme de madrugada, como sucede cuando has bebido demasiado vino, oí la lluvia cayendo sobre la terraza, pero no le di importancia. No fue hasta levantarme por la mañana que, al querer escribir un correo, me di cuenta de que el viejo ordenador había pasado toda la noche fuera bajo la lluvia.
Corrí a secarlo, pero, como era de esperar, no logré encenderlo. Por suerte tenía copia de los archivos. No quedó otra que sacar de la caja el ordenador nuevo y empezar a configurarlo. Hicieron falta tres horas para tenerlo funcionando. Justo entonces, el viejo portátil se encendió de repente como un muerto que resucita de su tumba.
Freud habría dicho que el lapsus de dejar el portátil fuera había sido orquestado por mi inconsciente, para que hiciera el cambio de una puñetera vez.
Y he tenido que pensar en Ferran Cases, el referente en temas de ansiedad en nuestro país. Coincidimos a menudo en una tetería que a veces utilizamos de oficina, y el otro día me soltó uno de los piropos más bonitos que me han dicho en mi vida:
“Francesc”, me dijo, “más que sherpa, tú eres un rainmaker.”
Me encantó esa nueva etiqueta, ya que implica traer esperanza al desierto y fertilizar el suelo endurecido. De momento, la lluvia ha caído literalmente sobre un ordenador tronado que, viejo y obstinado, sigue funcionando.
¡Que acabéis de pasar feliz semana!
Francesc
Comments
MONTSE Solé
Todo lo que sucede conviene…y a veces el destino nos pone puntos suspensivos para que reflexionemos O respiremos antes de seguir el camino. Y estos puntos suspensivos modulan nuestros zapatos ??? petonets des de Calafell amb el cap al mar i els peus al castell !
Francesc Miralles
Petonets des de Gràcia cap al teu paradís, estimada! :**
Montse
Algun dia…cuando me atreva te lanzo UN piropo…por ahora sigo siendo demasiado tímida.
Francesc Miralles
Quan vulguis, Montse! :))) Petons, guapa!!!