Buenas tardes,
Tras unas semanas de descanso, vuelvo a estar aquí al pie del cañón. Cancelados desde marzo todos los viajes que tenía previstos, a mediados de agosto pudimos coger un tren que me llevó con mi compañera a París, donde hemos estado una semana callejeando y curioseando.
Debo de haber estado en la ciudad de la luz una decena de veces, porque tuve muy buenos amigos que vivían allí. Y lo bueno de regresar una y otra vez al mismo lugar es que París, en lo esencial, no cambia, pero tú evolucionas a lo largo del tiempo.
La primera vez era también mi primer viaje, con 17 años y un permiso paterno. Mi amigo JR y yo nos metimos quince horas en un autobús para pasar el fin de año en París. Nos alojamos en un albergue y comíamos en la habitación o por la calle para poder invertir nuestros escasos francos en alcohol y en algún museo.
35 años después, nos hemos alojado en un apartamento —más bien una buhardilla— del Marais, y hemos pasado el tiempo caminando entre los cafés favoritos de los escritores, comprando y leyendo sus libros, tomando un té a la menta bajo la higuera de la gran mezquita, o descansando sobre la hierba del Bois de Bologne, al lado de parisinas en biquini.
Al leer las descripciones de Hemingway en su París era una fiesta, donde recoge memorias de los años 20 —de hace un siglo—, cuando era “pobre y feliz”, habla de la misma ciudad que ahora pisamos. Los clochards, los artistas y los burgueses envarados son otros, pero encarnan los mismos papeles que entonces.
En su aventura europea, el autor de El viejo y el mar había tomado una decisión crucial: “La idea de que todos los días debían ser festivos me pareció un descubrimiento maravilloso”.
¿Quién puede llevar hoy en día una vida así? Quizás solo los muy pobres o los muy jóvenes. El resto nos debemos conformar con escapar una semana de la rueda de las obligaciones para vagar sin rumbo o encantarte en una terraza como Georges Pérec, que escribió un libro consignando todo lo que sucedía en la plaza Saint Sulpice a lo largo de tres días, hasta el detalle más nimio.
De este autor me he leído en París su ópera prima, que a día de hoy está descatalogada. Las cosas cuenta el sufrimiento de una pareja de los años 60 que ambicionan objetos y lujos que nunca podrán tener. Su propia historia está contada a través de esos objetos, lo que me pareció brillante.
Muy amigo de jugar con la lengua, Pérec escribiría después libros muy ocurrentes pero difíciles de leer: El secuestro, en el que lo que desaparece es la letra “e”, que no sale en toda la novela (en la traducción española, desaparece la “a”), lo cual le obligó a descartar gran parte de las palabras de su idioma. La siguiente novela solo tenía la vocal “e”, prescindiendo de todas las demás. Esta ya nadie se atrevió a traducirla al español, hubiera sido demasiada tortura.
Pérec creó también el palíndromo más largo en lengua francesa, con 5000 caracteres.
Personalmente, la experimentación me gusta para trabajar en clases de escritura, pero yo disfruto con las lecturas ágiles y fluidas, donde es la historia, y no la forma, lo que te arrastra sin esfuerzo, haciéndote pasar paradas de metro o tener que salir del vagón con el libro abierto porque no puedes dejar de leer.
Esto le pasó a mi compañera con una autora que descubrió en la mítica librería Shakespeare & co. y que comparte aquí en su blog.
De vuelta a nuestra existencia en Barcelona, ahora somos protagonistas de la distopía que todos estamos viviendo, llena de giros, peligros, cliffhangers y acontecimientos que escapan a nuestra imaginación. Como decía un mural cercano al centro Georges Pompidou: el futuro no está escrito.
Lo escribimos día a día, momento a momento, con nuestros pasos.
¡Feliz semana!
Francesc
Comments
Rebeca
gracias por compartir todo lo que compartes con nosotros , en este cado hablo por mi , pero se que al igual que yo, muchOs pensaran asi , francesc gracias ??, que tu magia , ti generosidad , tu entrega y todo lo que haces sea para sembrar en los demas , porque puedo asegurarte que a mi cada palabra que escribes y compartes se queda grabada dn mi corazon , gracias por tanto .
De una lectora que te respeTa ,te admira y te quiere.
Un abrazo para ti y tu compañera.
Sois luz.
???✨?
Francesc Miralles
Muchísimas gracias, Rebeca, por tus palabras tan generosas y amables!! ¡Un abrazo muy fuerte!
Francisco
Hola francesc, vuestro libro el método ikigai me ha puesto las pilas con 55 años que tengo, soy un amante del deporte y ya en los primeros capítulos me fijé un objetivo.
Deje estancado su libro para dedicarse darme por completo a alcanzarlo, cuando llego la fecha lo Había cumplido a media. Decidí de volver a leer entero. Ahora ya es la segunda vez que lo leo y estoy alcanzando los objetivos,eso si, trabajando; con paciencia y perseverancia. Un fuerte abrazo hermano, ya tiene usted un lugar en mi biblioteca.
Francesc Miralles
Muy orgulloso de saber que nuestro libro te está inspirando tanto, querido Francisco. Muchas gracias por acogerme en tu biblioteca. ¡Un abrazo!
Francisco
Hola Francesc, terminado el método ikigai ( por segunda vez casi de seguido) le doy las gracias por la gran información y lo feliz, Activo y rejuvenecido que me siento. Acabo de adquirir hoy mismo ikigai con la certeza de que me abrirá nuevos horizontes y traerá conocimiento a mi casa. Gracias buen hombre.