Buenas tardes,
Además de visitar cementerios, una costumbre heredada de mi adolescencia gótica, en cada ciudad a la que voy suelo entrar en una librería. Las hay pequeñas y escondidas, como templos reservados al culto de un pequeño grupo de fieles, pero también las hay famosas o incluso legendarias.
Estas últimas tienen más peligro porque, cuando la invasión de curiosos llega a cierto volumen, dejan de ser librerías para convertirse en atracciones turísticas. Lo cual tampoco está mal. Con las dificultades que tienen para sobrevivir la mayoría de las librerías, que alguna se convierta en un circo puede considerarse una buena noticia.
Viví un caso extremo a finales del año pasado en París. No hay viaje allí en el que no haya pasado por Shakespeare & Co a la caza de hallazgos. La librería es famosa por su historia literaria, pero también por haberse rodado ahí el inicio de Antes del atardecer, donde dos antiguos amantes se reencuentran en la firma de libros de uno de ellos, interpretado por Ethan Hawke.
En esta ocasión, el primer intento de entrar en Shakespeare & co fue en vano, porque había una larga cola de turistas esperando bajo la lluvia. Regresamos a la mañana siguiente nada más abrir. Pudimos meternos, aunque todas las salas estaban llenas de gente que fisgoneaba.
Buscamos el nuevo gato de la librería, que conocíamos por las redes, pero se había ocultado ante la afluencia de público. Siguiendo el ritual, subí a la primera planta, donde en las escaleras puedes leer, peldaño a peldaño, el siguiente poema de Hazif:
¡Ojalá
pudiera mostrarte,
cuando te sientes
solo o
en la oscuridad,
la asombrosa
luz
de tu propio Ser!
Una vez arriba, toqué un rato el piano ante un pequeño público que hacía ver que ojeaba libros. Al bajar, descubrí en una pared el poema Path de Jack Hirschman, que falleció hace poco más de un año. Reproduzco la mayor parte, en su traducción de Frances Simán:
Ve hacia tu corazón roto.
Si piensas que no tienes uno, consíguelo.
Para conseguir uno, sé sincero.
Aprende de la sinceridad de las intenciones dejando
que la vida entre porque eres realmente incapaz
de hacer lo contrario.
Aun cuando intentes escapar, deja que te lleve
y te abra
como una carta enviada
como una sentencia adentro
que has esperado toda tu vida
aunque no hayas cometido nada.
Deja que te eleve.
Deja que te rompa, corazón.
Un corazón roto es el comienzo
de toda acogida real.
Ciertamente es así, pensamos al salir de Shakespeare & co. ¿Qué sería de las librerías sin los corazones rotos? Y esto no se reduce a los libros. Para entender ciertas películas (de estas que antes llamaban de arte y ensayo), conectar con la música melancólica o penetrar en el misterio de muchas obras de arte, te han de haber roto el corazón una o mil veces.
Solo así podrás acoger el mensaje. Como cantaba Leonard Cohen, es por la grieta que entra la luz. Porque la luz atrae la luz y, dentro de cada corazón, como decía Hafiz, hay un sol que nunca se apaga.
¡Feliz semana!
Francesc
Comments
Reyes del Pino montes
Los corazones rotos son los que muestran la belleza de sus entrañas, el misterio de sus latidos que hace correr la sangre fuente de vida. Volver a cerrarse supone grandes sufrimientos y valor para soportarlo. las heridas no deben cerrar en falso, si se reabren volver a cicatrizar por segunda intención.
Un corazón roto es como la porcelana japonesa que cuando se rompe adquiere más valor al ser unida con oro.
Francesc Miralles
Una reflexión muy bella, querida Reyes! :)))
lali
LLUEVE, COSA RARA DONDE VIVO. Me llega un mail de Piano Flow y me permite leer este bello artículo. Que belleza el poema de Hafiz…que buena idea tenerlo en una escalera donde lo veras todos los dias. Un abrazo lleno de cariño por compartir tus pensamientos y esos poemas. Gracias
Francesc Miralles
Muchísimas gracias, Lali! Un abrazo
Martha valencia
Hermoso, FRANCESC. Leerte siempre reconforta. Gracias por eso🙌
Francesc Miralles
¡Muchas gracias a ti, Martha!
Lérida
¡Me encantó, Francesc! Gracias! Un gran abrazo
Francesc Miralles
Otro gran abrazo para ti, Lérida!!!