Manhattan Escorts NYC Escorts

Bajar la montaña juntos

Buenas noches,

Hay una imagen del psicólogo Joan Garriga que me sirve para explicar muchas cosas. La vida es como una montaña. En nuestra primera mitad, ascendemos y acumulamos cosas, relaciones, éxitos… hasta llegar a la cima y gritar al mundo “¡Estoy aquí y esto es lo que he logrado!” A partir de aquí, el camino es de bajada. En la segunda mitad de la vida, ya no se trata de ganar, sino de soltar, de desprenderte del máximo de cargas para caminar ligero.

En su libro from Strength to Strength, Arthur C. Brooks añade una importante apreciación para estas dos fases de la vida, como me comentaba un buen amigo: la primera parte de la vida es para brillar; la segunda, para alumbrar a otros.

Sea como sea, los alpinistas expertos saben que es mucho más peligroso bajar una montaña que subirla. Es común medir mal las propias fuerzas en la segunda mitad y despeñarse en el intento.

Aplicado a la vida, muchas personas viven la bajada de la montaña como un infierno que puede tomar numerosas formas (apatía, frustración, adicciones…). Este es un tema de fondo de Las ocho montañas, una bella película que vi ayer por la noche.

Si bien es posible ascender solo o con ayudas puntuales, durante la bajada es importante saber quiénes son tus compañeros de cuerda, ya que te sostendrán cuando estés al borde del precipicio.

La película narra la amistad a lo largo de la vida entre Pietro, un chico de ciudad, y Bruno, que está enamorado de las cimas de las que no quiere bajar.

Dejando de lado ahora las metáforas, reconozco que soy un pésimo montañero. Así como en plano puedo andar durante horas, odio caminar cuesta arriba. Tal vez por eso, el ritual de despedida de un amigo inglés con quien compartí mil aventuras en Barcelona empezó en lo alto del Tibidabo, la montaña que custodia nuestra ciudad.

Giles y Florence eran mis vecinos en el barrio de Gràcia, aunque nuestra relación era casi de hermanos. Nos veíamos todas las semanas, viajábamos juntos, charlábamos de libros, de proyectos de vida. Primero fue ella quien dejó la ciudad y luego le tocó el turno a su pareja.

Yo quería hacer una despedida memorable a este gentleman y amigo, así que le reté a una partida de billar con la siguiente apuesta: el perdedor suministraría bebidas y comidas, al día siguiente, durante todo el camino a pie desde el punto más alto de Barcelona hasta el mar.

Tras perder yo la partida, a la mañana siguiente llené una mochila de cervezas y aguas, y preparé bocadillos diversos. Me la cargué a la espalda y tomé metro, tranvía y funicular hasta la cima del Tibidabo, a 512 metros sobre el mar. La bajada sería a pie y sin prisas para cruzar la ciudad que, tras muchos años, mi amigo estaba a punto de dejar.

Nos encontramos en la iglesia que corona la montaña, desde donde los días claros se dice que puede verse Mallorca (reconozco que yo nunca lo he visto). Ahí charlamos un buen rato con Barcelona a nuestros pies y el mar que marcaría el fin de nuestro camino.

Ya en marcha, abandonamos el parque de atracciones que ocupa la cima para empezar a bajar por sinuosos caminos a través de los bosques de Collserola. Yo le iba proveyendo de cerveza cada vez menos fresca y de bocadillos recalentados, mientras buscábamos llegar a la ciudad sin mapa ni gps de ningún tipo.

Tras una parada técnica en el Observatorio, seguimos caracoleando montaña abajo hasta lograr salir de las pinedas, cerca del Museo de la Ciencia. Desde allí proseguimos el trekking en territorio urbano, por la elegante Avenida Tibidabo, flanqueada por mansiones ocupadas por consulados y agencias de publicidad.

Esta moría en la plaza Kennedy, donde abordamos la calle Balmes hasta el centro de Barcelona. A ese trecho dedicamos una hora más que pasó volando. Desde allí bajamos por las Ramblas entre hordas de turistas, rodeamos el puerto y llegamos por fin a la playa Barceloneta.

Sudados y felices, nos desnudamos y corrimos al agua, dejando la mochila ya vacía en la arena. Mientras flotábamos en el mar, echamos una mirada a la iglesia del Tibidabo, donde había empezado la andadura. Nos pareció curiosamente lejana.

Tras asistir a su boda, pasaron más de quince años sin que volviera a ver a Giles. Hasta que hace unos días, con motivo del Primavera Sound, recaló en Barcelona y pudimos reencontrarnos un par de días. Y, tal como les sucede a Pietro y Bruno en la película, desde el primer momento fue como si todo ese tiempo nunca hubiera pasado.

Con más kilos (yo) y más canas (él), sentí que éramos los mismos que bajaban por la montaña charlando sin cesar, entre cervezas y bocadillos. En lo esencial, nada había cambiado.

Fuimos a varios conciertos y le organicé una fiesta en mi casa donde estaban mis amigos del instituto (felizmente reencontrados) y amistades de nuestra época en Gràcia. Todo el mundo estaba radiante y parecía rejuvenecer por momentos.

Tal vez este sea el secreto de la eterna juventud: recuperar los viejos amigos para seguir bajando la montaña. Hasta la muerte y más allá.

¡Feliz semana!

Francesc

Comments

  • Reyes del Pino montes

    12 junio, 2023 - 8:29 pm

    Que bonito mantener amigos desde la infancia y reencontrarse, eso dice mucho de la calidad de personas que sois. Un abrazo Francesc.

    • Francesc Miralles

      21 junio, 2023 - 9:21 am

      Un abrazo muy cariñoso para ti, Reyes!!

  • Lourdes

    13 junio, 2023 - 7:25 am

    Que gracia, y cuanta razon… yo me estoy dando cuenta Q cuando cruzas una linea ( de edad) de repente toda esas personas ( tampoco muchas) q en tu hida han signifi algo para ti y oor vircu de la vida has perdido o no te has relacionado tanto , tu mente te las recuerda de nuevo y sientes la necesidad de contactar..
    por lo menos eso me pasa a mi. He recuperado un par de amigas y lo cierto es , tal cual comentas francesc, como si no hubiera pasado el tiempo.
    Me
    Encanta leerte, feliz vida 🤗

    • Francesc Miralles

      21 junio, 2023 - 9:21 am

      Es genial que hayas recuperado ese par de amigas, Lourdes!! Muy feliz de que te guste leerme 🙂 Abrazos!!

  • Doñate

    13 junio, 2023 - 8:03 am

    Bonita historia, bonito paseo, aún más bonita amistad… E imagino que memorable fiesta!!!!

    • Francesc Miralles

      21 junio, 2023 - 9:20 am

      Así fue, querida amiga!!!

  • Sonia GÓMEZ

    13 junio, 2023 - 9:52 am

    Leí el libro las ocho montañas, una gran historia de amistad . Recomiendo casi todos los libros de su autor Paolo cognetti

    • Francesc Miralles

      21 junio, 2023 - 9:20 am

      Empecé a leer el libro y vi que está escrito con mucha belleza, sí! Bss!

  • Marta

    13 junio, 2023 - 10:27 pm

    En este día tan especial, el día del Escritor en Argentina📚🇦🇷❤️te envío un fuerte abrazo Querido Escritor…qué belleza lo que compartes…cuánta VERDAD…cuánta certeza…qué gran tesoro poder descender la montaña acompañados por esos grandes amigos de la vida ..me gusta llamarlos hermanos elegidos que nos iluminan e inspiran…qué regalo querido…Gracias🎁🎀Me hubiera encantado estar en esa fiesta🥂🥂🍾Celebration!

    • Francesc Miralles

      21 junio, 2023 - 9:20 am

      ¡Muchísimas gracias, Marta! Un abrazo desde este lado del mundo!!

Leave A Comment

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies